href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEAyk0U3ogagPZ_IYj1_KCwR_D4RdSoD-HI0-kUoVAgWUiP4dK-GYJ3pADsBbu-9Rv7t9v_LuLrfmC2s9l1jd9JUTrmo9oKejcWtBsN-jMySBSIE2DVbIPItjANxB8R330DRlHiCh6NQaG/s1600/Portada+Libro_Declaro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
La noche, la droguería, la calle, el
farol,
Mundo absurdo e insípido.
Vive aunque sea un cuarto de siglo
más
Y todo será lo mismo. No hay salida.
Morirás -empezarás otra vez desde el
comienzo
Todo se repetirá como antaño:
La noche, el helado escarceo en el
canal,
La droguería, la calle y el farol.
Aleksandr
Blok.
DE-CLARO 1
Desperté con la sensación de
entenderlo todo
con mis latitudes y longitudes
veredictas.
Con mi corazón sólido y el alma
tratada en un baño de
sangre oculta en la trizadura.
Desperté de-claro, frente a mi
intensa biografía, en el
límite colindante entre la calma y la
irritación.
Es que no hay tiempo para desarrollar
la profundidad
del objeto en transito.
La geografía humana es intrincada,
matriz
ahuyentadora de razón, re-clama como
deshecho.
……y la tumba será de los libres….
DE-CLARO 2
Apenas me sostengo por la sobredosis
de emoción
mis pensamientos cliquean el tiempo
para
convertirlo en presente continuo para
no olvidarte para
no recordarte solo tenerte viva
húmeda latente pulsadora
de ternura entre mis brazos lamerte
la vida de sosiegos
esculpirte dibujar tu sonrisa en la
mía
paralizándonos
en presente continuo.
DETALLE
Frío
y entorpecido junto a una botella de vino, acababa
sobre la cornisa de un viejo edificio
de la ciudad.
RIMEL
Voltearme junto al tiempo
el cuerpo también deshace narraciones.
La luz matutina del domingo deja
escapar el peso del hastío.
Ella finge promesas
la mirada se le vuelve chubasco
oscuro.
El rimel
se le descorre de los ojos.
MISTER SONRRI
Juega a las sonrisas, la más engañosa
forma
de cubrir la crítica que se incuba en
los espacios, detrás
de los vidrios, casi como un ejército
de atares en posición
de alerta, se abalanza sobre la boca
y dibuja el
gesto de
la expansión.
AL MARGEN
Empacar y viajar otra vez
en sueños una morada cerca
lejos de la ciudad.
De-claro interrupción
percibo tropiezo
heridas al borde del quebranto.
Sucesos terminables
creía yo hasta entonces.
No hay detención en esta travesía
sólo la ruta del ímpetu y convicción.
Duele la naturaleza
la humanidad me cansa.
DE-CLARO 3
Descubro en la verdad la vía del
dolor. Es un claro-oscuro, una melodía sensata, revolucionaria de emoción; como
cierto panfleto de épocas represoras, donde la esencia de la fortaleza era el
telón de fondo para combatir la adversidad.
No es casual que los hechos se
precipiten torrenciales, bajo los ojos desborda un caudal de dolores. La cura es
un desmayo del cuerpo, un mareo repentino, cuando la calma decide tomar la
siesta.
Luego despertar aferrado a la
entrega, sin juicio, duda, pena, ni llanto. Sólo estar para que la compañera
del futuro te recoja en el campo de batalla.
Somos seres de-claro-oscuro. Claros
en la umbra. Libertarios por naturaleza.
Abismales.
DE-CLARO 4
Rezagado de los ochentas, con
bototos, jeans arremangados, poleras marineras. Pelo corte garzón mas jopo y
delgadez sofisticada. Recorría la ciudad entre el garaje y la nona jazz. El
taller urbano y las acciones de arte sobre la calle del barrio viejo.
La otra cara de Santiago; el film del
cotidiano íntimo, los Opalas, las micros antes de ser
amarillas, la intercomunal, Cumming con Alameda, las lacrimógenas, los
perdigones, las juventudes agitadas por la Alameda. Una bomba en Villa
Portales, Quinteros, camino al aeropuerto, Bulnes y el desquicio de los
criminales en el poder. Corren los últimos años de los ochentas. Desesperación.
Aún tiene el mismo taller, a veces
pinta, pone música en clubes, sigue con sus lecturas de Lihn, Lira y los poetas
off saider del siglo XXI. Es el ícono de la resistencia cultural, un rezagado
digno y legítimo de los ochentas. Algo barrigón por el whiskey y la cerveza.
Amigo del librero, del cantinero, del partner hoy convertido en delincuente de
estado, de los cultos e intelectuales amnésicos, del dealer de la plaza, del peluquero
y del vagabundo de zapatos pulcros y bigote amarillo por el alquitrán. Hijo legitimo
de una generación impertinente, sabio pasajero de clase incómoda, que cuando
estalla en melancolía busca el pantalón aflautado, el mismo que vistió para el primer
recital punk en Plaza Brasil.
RECUERDO DE HASTÍO
Largo fue el verano.
Lo recuerdo porque el sol
ya estaba transformado.
La ciudad era un caldero.
Fue el año de las
modificaciones
los cambios radicales
el debilitamiento de las
confianzas
los asuntos pendientes
los dolores de pecho
la fatiga muscular de un
trágico urbano
sin precedentes.
El otoño siempre me descubre, modifica mi estado
cuando las hojas caen en
el frío de la tarde
la luz calma.
Los ojos están teñidos de
magenta,
el aroma de la noche es
inusual,
huele a unos cuantos
ayeres
a caldo, infancia,
pólvora, barricadas
y a la madrugada umbrosa
que deshace el espejismo
en la existencia del
sueño.
15
EN CONTRA PICADO
Prefiero hablar de putas y bandidos
seres al descubierto de ojos brillantes
y manos ajadas.
Prefiero entablar una charla con el
verdulero
y la dueña del almacén de mitad de
cuadra.
Me gusta cuando el silencio me convence
cuando se vuelve amigo confidente.
Me gusta porque de-clara mi carne
De-rota la insidia.
Me gusta cuando se presenta curando
palabras en la continuidad del
tiempo.
DOS LLAMADAS Y UN DESVARIO
Tengo un ojo de vidrio, dientes
amarillos, un aliento de
mil noches y una cabeza que arranca
casi como un Cadillac
1966.
Tengo mis manos frías, el pecho
acalambrado.
Tengo tanto miedo a la gravedad
que podría dormir todo un fin de
semana
arrullado
en mi colcha.
PLANO CERRADO
Antes la distancia que los separaba
era de un extremo a otro del vagón.
Ella, robusta, de pie, hacia la ventana.
El, silencioso, de mirada insistente,
apenas podía distinguir su cara;
pensaba como acercársele.
Ella intentaba voltear y mirarlo.
Interior/ anden/ plano cerrado en ellos.
El vagón abría sus puertas anunciando:
“Estación terminal.
Todos los pasajeros deben descender”.
Interior/la misma locación/ meses después.
Se volvieron a encontrar en un tumulto de
gente
frente a frente.
Por primera
vez él nota el color de sus ojos
y ella
percibe su respiración.
19
LA CALIENTE
Hacía tanto calor que mojaba
sus dedos
con el agua que caía de
un grifo.
Se pasaba la mano por la
cara
las yemas de los dedos
por la cara.
Humedecía sus labios
resecos
para calmar el calor
sofocante de aquella tarde.
Sed, mucha sed, y en el
barrio todos comentaban
que ella era la caliente,
porque se agachaba
sin delicadeza en aquella
esquina donde goteaba el grifo.
Solo tenía sed, mucha sed, demasiada sed.
MANIQUÍ
Ojos redondos
línea de boca casi perfecta.
Siempre a media noche tras la ventana
espera quien sabe a quién.
Horas
muchas horas de párpados inmóviles.
Alguien la moldeó con delicadeza
tal vez espera que regresen aquellas
manos
Sé que parte de su cuerpo no existe.
Ella es un trozo empalado, semi
vestido.
Una criatura de arcilla
que nunca deja de mirar el infinito.
LUGAR LUGARES COMUNES.
Lugar.
Lugar no descrito
Lugar de seres pimientales
Lugar de brevedad
Lugar in habilitado
Lugar desvastado
Lugar inhumanizado
Lugar vacio
Lugar de pobres corazones
Lugar inapropiado
Lugar insolente
Lugar maldecido
Lugar de mal recuerdo
Lugar de maldolor
Lugar atávico
Atiborrado
Eclipsado
Silencioso
Lugar cansado
Lugar marginado
Lugar arrebatado
Golpeado
Escupido
Acecinando
Cercenado.
Lugar florecido
Lugar estrellado
Lugar amable
Lugar solar
Lunar
Astral.
Lugar de cuerpos
Lugar dérmico
Eléctrico.
Lugar de promesas
Lugar de infancia
Lugar de años
Lugar alternativo
Puro
Blanco
Particular
Íntimo.
Lugar de calles adultas
de tranvías fantasmas
de niños curiosos
de manipulaciones sinceras.
De dibujos constelatarios
De embelecos delirantes y
Poética sustantiva.
Lugar abyecto
Lugar suspendido
Lugar iracundo
Lugar poblado de nadas.
Lugares.
Lugares sus 4
Mayores
Mac7
Disminuidos.
Lugares cadenciosos
Lugares de brindis
Lugares dialogados
Lugares cromáticos
Lugares nocturnos
Lugares estimulados
Lugares esperados
Lugares llenos de melancolía
Lugares subversivos
Lugares textuales
Lugares oníricos
Lugares fraternos
Lugares de amigos
Lugares episodiados
Lugares de muerte
Inquietos
Bizarros
Escandalosos
Soberbios
Altaneros.
Lugares esnobistas
Arribistas
Clasistas
Chovinistas
Racistas
Imbéciles.
Lugares de verdad
Lugares de canciones
Lugar de valor
Lugar de patrimonio.
Tu lugar,
mi lugar, nuestro lugar.
JUNIO 3
Sobre la cama un vestido color limón
y una carta: junio
3 de 19...
El viento deshoja los árboles y una
postal del parque nos
presenta a todo color a la pareja más
atrevida de la
década, ella de falda y ella también.
Se besan y cantan
y patean las hojas y se besan, van
por la vida tarareando
canciones: sued, depech, un poco de
Viena, Cecilia y
Piaf.
Por otro lado, en la habitación 74 del
hotel Tull de calle
Merced, ella, la insolente primera,
lava sus pies y se
prepara para lucir su vestido color
limón que esta sobre
su cama.
Ya no hay luz, las nubes se
desplegaron, taparon las
estrellas.
Un trozo de luna se deja ver entre
sus ojos y el ventanal.
Es la hora de la lectura, la carta
sobre la cama.
Ella, junio 3 de 19...
“Querida mía, el mundo jamás
comprenderá todo nuestro
profundo amor, el aire nos revuelca,
nos enloquece.
Vámonos por la vida reventando el
ripio del parque,
espantando al mundo, bombardeándolo
de puro, puro
amor.
Siempre tuya.
Laura.
DOMINGO DE HOTEL
Un recipiente blanco
sobre una mesa llena de agua tibia;
una carta a medio
terminar, amuñada en el suelo. En
uno de los muros un
Poster de una banda de rock de los
ochenta, con sus colores
deslavados por el pasar de los
años.
En un rincón, cerca de
una ventana que da a un patio
de luz, un florero chino
con flores artificiales, cubiertas
de polvo y uno que otro
mosquito que da vuelta alrededor
del adorno sediento bajo
la penumbra de un domingo
de hotel.
En otro sector de la
habitación, una cama deshecha, sobre
ella (la deshecha) un
hombre desnudo que duerme
profundamente, arrebatado
después de una noche de
tanto andar hastiado y
desgarrado por el exceso de
alcohol por las cantinas
del barrio viejo.
Son casi la 5 de la
madrugada. A la habitación ingresa
una mujer, se acuesta
junto al hombre, acaricia su sexo
con cierta brusquedad;
humedece su mano con saliva y
prosigue el ejercicio.
El hombre se somete. Su
miembro se ha endurecido, esta
inmóvil, solo sus manos
han tendido ha ciertos
movimientos temblorosos,
como si estuviera anestesiado
por el sueño, la bebida o
el asombro de una posesión
inesperada.
Ella ha dejado sus ropas
esparcidas por la habitación.
Está completamente
desnuda, empapada, entregada al
deseo. No le importan los
besos, ni las caricias, ni cuantos
días lleva aquel hombre
tendido en esa cama de hotel.
No le importa si está
vivo o muerto.
Ella se sabe
resucitadora, conoce muy bien cuáles son
los puntos de sus presas,
sabe de la agonía e intenta no
dejar coartada en la
memorias de sus víctimas.
El hombre se incorpora;
quizás sea su último hálito de
energía. Él tiene la mano
en su grieta, le acaricia con
suavidad, en movimientos
circulares. Luego le clava un
dedo, luego otro y
después el tercero. Ella gime como
una gata de agosto; ha
perdido el control de la situación.
Ahora es ella quien se
somete, su secreción es lava
ardiente. El hombre va
perdiendo su piel, su respiración.
Su último hálito se
transforma en venganza, está pálido,
sin latidos; sus ojos
están oscuros, se pueden ver sus
músculos, sus venas,
trozos de carne y cabello sobre la
cama.
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El hedor convoca al resto
de los mosquitos y moscas y
polillas, ratas y gatos,
baratas y cuanto insecto habido
y por haber, a vitorear
el espectáculo de aquella
madrugada de domingo, en
donde aquel hotel es el
escenario preferido para
una escena muy particular.
ESTOY TAN PRÓXIMO AL
REBALSE
Dame oportunidad para que
mis labios no se parezcan
a un beso.
El sentido está
extraviado, ya no puede dibujarte en el
espacio ni en el
universo.
Me doy vuelta de un lado
a otro, la cama es intensa y
ampara desequilibrio y
sueño a la vez.
Un vaso de agua, un
cigarrillo; te me fuiste de la noche
a la mañana; no hay caso
que venga ni dios ni el diablo
a recuperar parte de tu
imagen que esta en la punta de
mi deseo. Ya no te clamo,
ya no hay aplausos ni vítores
que griten que te amo; y
me muerdo la boca y los labios...
Hay algo que mi carne no
sustenta, que es como la flojera
de decir en algún momento la palabra incorrecta.
AMO CLAMÓ CLAVO AMO
No hay momento más
exquisito y no hay exquisitez más
crucial que enterrarte en
mi memoria. Estoy frente a la
ventana rota con un
parche en la herida.
Déjame verte por ultimo
por vez final.
Es que la cosa esta
descompuesta; este cuerpo no tolera
ni carne
ni aire.
Mi teléfono marca las
seis de la madrugada o de la tarde
de lo mismo.
Estoy apunto del rebalse.
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MALES
DE NOCHE
Estas dando vueltas y
cuantas vueltas te me das en mi
cabeza.
Estas y no te veo,
quisiera pero no estás.
Estás cariño, dándome
temores, eres casi una espera
innecesaria, insuficiente
inapetente, desprovista de
materia invisible en voz
baja, un fantasma que deambula
eternamente insomne como
castigo o privilegio de quien
sabe quien lo determina
anta mis ojos. Mis ojos a veces
apenas te recuerdan pero
te sienten. Entonces es un
privilegio de tenerte
dando vueltas y cuantas vueltas te
me das en mi cabeza.
DESPUÉS DEL ALMUERZO
Cuatro de la tarde,
camino por Alameda. Hace frio, el
sol ya no existe. La
brisa pasa por cara y enfría.
Hay gente fumando, hay
gente bebiendo. Pasan autos,
micros, crujen
carcajadas.
Me acerco a Plaza Italia,
los neones, los carteles.
Tanta vida convulsiva,
radiante, inquieta.
Remotas interferencias
perturban el viaje habitual.
Transito por calles
viejas, evoco lejanos vestigios de
sangre y dolor.
Trastorno del sueño.
Higiene del sueño.
Fatiga del sueño.
Cierro ojos, me encaramo
sobre un cuerpo.
Esta quieta, cerca,
lejos.
Beso, parece boca, piel,
carne, respiro bajo la mar que
esta tendida sobre la
arena.
Amoratados los ojos, un
puño lunar
Tropiezo,
caigo, me levanto, corro, me alejo.
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RUIDO
El ruido de madrugada
cuando recién cierro los ojos.
Alguien estrellado contra
un muro, contra un poste
Contra la almohada.
Contra sí mismo.
Lo oigo nítido.
El ruido.
Ese que revienta cuando
el sueño no ejerce ejercicio.
A través del sonido, la
ciudad versa, prosa, narra,
dramatiza
esa remota interferencia
que cliquea mi cabeza que la
inunda, que la anega
y solo yo
Soy el habitante.
Tengo la piel cansada,
los párpados desmayados
Las líneas en mi mano
aparecen de la noche a la mañana
No sé si es el tiempo o
la vida o la trayectoria del impostor
Que existe como parásito
minucioso en la carne como
en el silencio.
Es la hora prudente, un
tauma-tropo me hipnotiza, me
duerme.
La medicina cobra su
efecto.
Intento mover manos,
dirigir palabras ostentar a un
guiño salvador de aquel
gusano que deshidrata el cerebro,
que lo comprime y llama
al dolor.
Ruidos: sonidos
desesperados todos al mismo tiempo
Ruidos, ruidos, ruidos.
La fractura del silencio.
El ruido, aullidos,
gemidos, gritos. El trino difónico de
un pájaro viejo herido de
ala por distracción, degollado
por los cables del
alumbrado, ahogado en la pileta del
parque, reventado en el
cemento por un vehículo de
servicio publico.
Entonces pienso en el
caracol en la saliva fluorescente
que deja en el camino,
En el olor del jardín
recién mojado, en los bichos, en el
desperdicio bajo la
tierra, en la tiza extraviada de un
niño, en el dibujo del
muro, en la falta de un dedo, en
el despojo y luego el
olvido.
¿ESTOY MUERTO?
Yo muero.
Tantas veces muero y
resucito.
Pero muero y me levanto
y muero un millón de
veces .
y resucito y después
muero.
Así me paso la vida
muriendo
y resucitando.
Sin embargo muero,
Resucito y soy feliz.
FRAGMENTO DE JARDÍN (JACARANDA)
Me desgarro
Son los días más odiosos
Me toca el vivir fracturado
Sepa dios el infierno del cielo
Las uñas que rasgan la cortina
Para que rayos de luz te bendigan
Maldito muñeco en la piel del espejo.
Me cepillo dientes, uñas, el cabello
El baño está blanco no pasa la noche
Del árbol las hojas caen al techo
Es el
ruido de la lluvia seca.
EN EL 61 B
Hay tres sillones azules. En uno de
ellos-el más largouna
mujer esta fumando.
Desde el edificio del frente se
descuelga un trozo de luz
que entra rezagado a la sala; la
mujer se levanta, avanza
hasta la ventana -descorre la
cortina- la abre un poco y
con sus ojos cerrados inhala roció
nocturno.
Desde la ventana del 61B, la mujer se
estremece al oír
los compases de aquella trompeta con
sordina que cruza
la ciudad.
La mujer tiembla y avanza con
dificultad por la sala, con
un cigarrillo en la boca que ilumina
parte de su rostro:
Piel blanca
Cabello a mitad de cara
Ojos grandes
Y pestañas que casi
Podrían eclipsar el sol
Por
el día.
Un poco más de Vino para continuar
con la conversación
que se vuelve intensa y casi
indescifrable. Un poco más
de Vino, un poco más, solo un poco.
La hora transcurre y la luna grande
recién está a media
noche; a esa hora la ciudad es otra,
los ecos del día se
repiten en algunas esquinas donde
pareciera que nadie
duerme.
La mujer está tendida en el sillón,
se recorre el cuerpo
con ambas manos, esta húmeda, el
viento que entra por
la ventana la embriaga aún más, el
viento se filtra entre
sus piernas, el viento y la luz
rezagada paralizan sus
movimientos, esta quieta, jadeante,
mil hombres aparecen
en su cabeza, ninguno se llama, todos
son uno solo
encaramados sobre ella.
La mujer cierra sus piernas, se toma
el cabello, enciende
otro cigarrillo y se incorpora
intentando fijar su mirada
en el anuncio luminoso que marca la
hora y la
temperatura de la ciudad:
2 : 45 hrs. 12ª.
Vuelve a acercarse a la ventana algo
confundida. Está
temblorosa, averiada desde adentro,
sabe que alguien
la observa desde algún lugar
cercano... sabe que esta ahí,
frente a ella, oculto tras la
oscuridad de una ventana
vecina. Se saben sorprendidos,
ninguno dice nada; se
presienten a través del aliento
tibio, casi rozándose los
labios en la intimidad de una noche
silenciosa.
En el 61B
Hay tres sillones azules.
En uno de ellos- él más largo-
La mujer
intenta repetir la secuencia
LO
Dime
Lo, dime.
Lo, no habla, solo mira
Lo, dime algo para
sentirte
en algún lugar, estado,
espacio
extraviado en los gabinetes
de mi cabeza
cansa, esa agua cansa y
se desprende del lagrimal
sale, cae, indignada, sin
cuidado, revienta, quiebra asfalto,
se somete al mismo
silencio de cuerpo quebrado sobre
la geografía
que prohíbe la luz del
sol y enrojece las aguas, esas las
que cansan
y caen desprendidas del
lagrimal.
Entonces Lo, dime.
Dime Lo.
I.
Han dejado de hablar
todos. No sé si eso es mejor; el
aire está enrarecido. Lo,
se oculta dentro de un armario;
está asustada, la consume
hace días.
Tiembla.
Ahora está mejor, retorna
la calma, huele a pólvora la
ciudad humea bajo cero y
la sangre bajo escarcha.
Pero sospecha siempre.
Lo,
ha sospechado.
En un principio la norma
indicaba un cambio en la
conducta de los
habitantes de aquel lugar deshabitado,
a veces por años; ahora
repleto y convertido en albergue,
en casa de hospedaje.
Donde los ayeres se transforman
en basura, en
desperdicios, en cosas que habitan como
cosas, que adornan el
paisaje como cosas decorativas,
como un trozo de mierda
de perro mal educado, como
mosca sobre adoquín
mojado en el contexto de un
domingo de feria, donde
la vieja ciudad se asoma
esperando la siesta y se
duerme.
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II.
Fueron llegando uno a
uno. Instalándose donde
ordenadamente los cuerpos
podían sostenerse, uno a
uno, bajo la conciencia
de la fisura, del quiebre, el despojo
habitual, en donde la
metáfora no cabe, ni se asoma; por
que la topografía de la
insolencia le ha arrebatado el
sueño al ciudadano digno
de libertad.
Nunca, Lo, sugirió
detener la entrada. Nunca, Lo, imagino
que las cosas serian de
ese modo, manera. Nunca
pregunto nombre.
Lo, pensaba en proteger a
los extraviados, en brindarles
un espacio de seguridad.
despojo y luego el
olvido.
UVA
Me gustan los ojos, la
piel, el perfume natural de lo
deseado.
La curiosidad alimenta mi
des-pudor. Lividino: el hambre
exquisito que provoca la
uva en el parrón.
Cuelga el racimo y lo
arranco grano por grano.
Un aire hacia dentro rosa
labio y genera un sonido
comprimido.
Salud.
El agua en la boca es
suavidad; aceite natural que lubrica
la piel de los dedos.
Que investiga, recorre la
fisiología de una mirada frente
a otra esperando el
estallido.
No hay perdón, ni culpa,
el presente se eterniza, cautiva,
no toca, sólo mira, pero
a la primera señal se deja caer
en picada como buitre
enamorado, como ángel queriendo
degustar el fruto prohibido.
UN HOMBRE
El rostro de un hombre proyectado en
un muro.
En
cualquier ciudad del mundo un muro y un hombre.
EL HOMBRE
Lleva humeante el café en mil
cuerpos; la ceniza-cigarro
entre los dedos; la boca vaporosa y
el desosiego
arrebatado por la sospecha de una
vuelta
Un retorno
Un regreso a los males de ayeres.
Tiene los codos secos y casposos como
los de Jorge
La garganta deshidratada
Los ojos vidriosos
El cuerpo tembloroso.
El hombre dialoga entre un Patio
Trágico, con la sensación
de intranquila paciencia.
Patio de luz y espera
Plaza publica
Territorio aguzado
Espera vestida de nostalgia
Psicofonias jadeantes de amor
Animales, niños, columpios mecidos a
media noche por
el aire, el mismo que pasa por cara y
enfría.
El hombre está quieto, a tres cuarto
tras la puerta, mirando
por un ventanal de cortina
descorrida.
Lo observo auxiliado en umbra, al
hombre proyectado
en un muro de cualquier ciudad. Un
hombre.
En silencio me sonrojo, me aturdo, me
diluvio.
Entonces la madrugada me atrapa, me
impacta me
anega
Y miedo siento, no cobardía,
De seres mal paridos, que visten el
ropaje aparente de
la decencia y se ocultan bajo la
bendición inquisidora.
Pended fuego entonces en las grandes
alamedas para
detener
el avance de los pasos negros.
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